lunes, 9 de junio de 2014

El Túnel



Este relato realmente me atrapó. Me sorprende realmente mucho el punto de vista que tiene el criminal (él no se llamaría así, más bien un justiciero dedicado a aniquilar a escorias que “destilan su veneno” en la sociedad). Su punto de vista, su realidad, es una sociedad donde nadie se considere superior a nadie, y que simplemente cada uno hace lo que debe hacer. Él odia las sociedades, los grupos con “gestos grotescos”, y se siente totalmente excluido del contexto en el que vive. Me lo imagino como un ser depresivo, completamente solitario en un mundo al que él no pertenece, y cuando encuentra a aquella mujer que lo puede comprender, irónicamente, es a la que mata. Su odio y repugnancia hacia estos seres de gestos grotescos es notable en su constante descripción.

Este cuento está totalmente narrado desde el pensamiento de Juan Pablo, quién sufre de una gran obsesión hacia María (persona que encuentra interesante, diferente a la sociedad, tan solo por acercarse a un detalle en vez de acercarse a grandes rasgos hechos para llamar la atención). Más que contarse los hechos de forma directa y específica, la mayor parte del relato se basa en planificaciones, interpretaciones, hipótesis y sentimientos de Castel, quien al no relacionarse con muchas personas, se encuentra en un nuevo mundo al acercarse a alguien que puede llegar a amar. Su falta de trato provoca una actitud de violencia continuada con tranquilidad y reconciliación hacia Maria, sintiéndose irritado ante cualquier diferencia que haya entre ellos (el deja claro que la mujer piensa igual que él, aunque no sepa lo que piensa él mismo). Su obsesión lo carcome en cada capítulo, haciéndose cada vez más clara su dependencia hacia aquella mujer que conoció hace muy poco. Dudas acerca de traición amorosa y la necesidad de saber que es lo que hace María y que hará, hacen que Castel construya una estructura ficticia con diferentes resultados de los cuales no parece estar seguro en ningún momento, volviendo a reformular que es lo que debe hacer y cuáles son las consecuencias posibles de la acción que tomará. Luego de cada encuentro con ella, Juan Pablo recuerda cada detalle, intentando sacar la mayor cantidad de información posible acerca de si ella lo ama, si lo está engañando, y qué es lo que le está ocultando. Algo que lo irrita a niveles grandiosos, son las generalizaciones. Castel prefiere las frases concretas, que vayan al punto, nada de generalizaciones u oraciones que ante cualquier punto de vista queden en el aire sin significación, haciéndolo hacer una interpretación más profunda de qué es lo que habrá querido decir. A lo largo del cuento, las cartas de Juan Pablo hacia María se hacen más agresivas y más amenazantes (hasta la amenaza con suicidarse sin ella no deja su estancia y vuelve a Buenos Aires para juntarse con él). Ya en el final del libro, se acerca a la estancia, donde ve a su “amor” caminar con Hunter (sospechoso de un amor a escondidas). Otra vez, el asesino construye hipótesis (cree que se pueden estar burlando de él, y cuando se prende la luz de la habitación de Hunter y no la de María, supone que se acuesta con ella). Finalmente se prende la luz de la habitación de María, donde él lleno de ira y tristeza, la apuñala. Luego le cuenta a su marido (Allende) que María estuvo con él y con Hunter.

Juan Pablo describe su vida como un túnel frío y oscuro, desde el cual puede ver a través de una grieta la vida libre de aquella mujer que él en un principio consideró interesante, pero que finalmente terminó siendo una mujerzuela, a la que llamó “puta” y “prostituta”, entre otras agresiones, como la frase “engañando a un ciego, refiriéndose a Allende.

También describe sus sueños, como por ejemplo aquél en el que convertido en pájaro, no era capaz de contarle a nadie lo que ocurría ya que cada vez que intentaba hablar, salía de su pico un chillido. Su impotencia se resalta en este sueño.



La verosimilitud del relato está muy bien lograda. El relato en primera persona se focaliza en la mente rebuscada del protagonista, haciendo al lector entender por qué situación está pasando y porqué mató a quién mató (por más que a nosotros nos parezca una locura, si nos ubicamos en la realidad de Juan Pablo, logramos entenderlo). La ilusión referencial aparece todo el tiempo, en todos los detalles innecesarios para la continuidad del relato, pero necesario para el refuerzo de su verosimilitud. Por ejemplo, la descripción de el tamaño de las letras de “COMPANIA T”. Por más que sea innecesario, refuerza nuestra creencia de que en algún lugar de Buenos Aires hay un edificio con ese nombre, donde él va todas las mañanas a esperar la entrada o salida de María.